Miedo: Combustible para la Conciencia

Miedo: Combustible para la Conciencia

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Descripción

Una Transformación Exterior

El miedo puede ser una manifestación de la conciencia espontánea frente al obvio peligro o puede también ser la ciega reacción de un ser humano ignorante que reacciona con alarma y violencia potenciales a una circunstancia ordinaria.

A pesar de la simpleza de la fórmula, la relación entre el miedo y la conciencia no es tan obvia como uno podría imaginar si no se tienen en consideración las cuestiones de la salud y –a fin de cuentas– de la supervivencia, en un mundo que está lleno de peligros. La combinación de miedo como combustible que transforma la conciencia en un modo sano de sobrevivir señala –de buen comienzo– algo mucho más concreto con lo cual todos podemos identificarnos en un nivel u otro. Esto solo ya nos revela la máxima importancia que el miedo como combustible ha tenido en el desarrollo de la conciencia en nuestra especie y muy específicamente enfocado en el campo del sofisticado pensamiento estratégico.

Sin embargo, esto no parece haber contribuido al desarrollo de la capacidad humana de vivir una vida en la que se ha alcanzado una conciencia que le permite simplemente estar en el presente y disfrutar de su intrepidez con satisfacción y con un sentido de éxito personal, al menos hasta que algún nuevo peligro real espontáneamente emerge y dispara las alarmas. La razón de este fracaso es que la sofisticación en la conciencia humana que se va desarrollando de generación en generación está siendo continuamente homogeneizada y no le sirve al individuo para diferenciarse más allá de su innata necesidad de sobrevivir en el mundo material con otros. Es esto lo que hace que los niveles de conciencia en el mundo se mantengan en el nivel más bajo posible, en el que la supervivencia hace que nuestra especie opere en un nivel muy primitivo cuando se trata de asuntos tales como el potencial para la diferenciación humana individual.

Para diferenciarse como individuo, uno necesita transformar la conciencia de sí mismo y de las interacciones que uno tiene con el mundo que le rodea. Esto es algo que no es posible si no se aprende cómo confrontar y tener maestría de los propios miedos personales y cómo transformar el modo en el que siempre han dado forma al pensamiento homogeneizado. En términos prácticos, este es un proceso en el que quien experimenta reeduca su propia mente mientras el experimento se va desarrollando momento a momento. La naturaleza del miedo es sana porque está allí para alertarnos disparando las alarmas en el momento en que percibimos algún peligro que se nos acerca. Cuando hay peligro, el miedo es nuestro mejor amigo porque nos dice exactamente cómo lidiar con ello para neutralizarlo y/o superarlo.

El problema con el miedo es cuando los peligros son imaginarios e intentamos gestionarlos con nuestra mente racional. Yo he sufrido de miedos imaginarios e inseguridades durante mucho tiempo, y conozco la futileza de intentar usar la mente para superarlos. El miedo no es sólo el color de mi transferencia motivacional, sino que siendo alguien con dos canales definidos en cada uno de los tres centros para la conciencia potencial, conozco realmente el lado oscuro del miedo y cómo el miedo invariablemente lleva a distorsiones violentas del espíritu y el poder humanos si uno no sabe cómo gestionar el miedo creativamente confrontándolo espontáneamente en tiempo real así como emergen las situaciones.

Esta es la conferencia de 3 horas de duración que estoy proponiendo. En primer lugar, resentaré el miedo como tema general, es decir coo combustible de diferentes clases de conciencia. En la segunda parte, me enfocaré en los siete miedos existenciales específicos del cuerpo que están presentes en el Centro del Bazo, ya que son estos los que marcan una diferencia trascendente cuando se integran correctamente en la vida porque tienen el poder de transformar la percepción que tenemos de nosotros mismos y el modo en el que nos movemos con otros en esta vida.